Wednesday, August 05, 2009

UNA CASA CON UN ARBOL ADENTRO (3)

UNA CASA CON UN ARBOL ADENTRO (3)

Y así transcurrió el tiempo y así también nos convertimos en mártires, los escuadrones de erradicación de la flora silvestre autóctona con una teoría fascista llamada la mata que mata hicieron lo suyo, persiguieron con sevicia cuanta planta había, sin importar que esta fuera como nuestro árbol, toda hierba fue arrancada de cuajo por las brigadas alentadas por el gobierno con consignas nacidas de los laboratorios de procesamiento de drogas sintéticas, ningún argumento fue valedero para impedir su paso de tierra arrasada, las vacas eran dueñas de campos enteros que antes habían sido pródigos sembrados y crecían por doquier sembradíos de palmas de aceite y otras que también producían combustible. Los ríos se contaminaron de mercurio y cianuro ante la fiebre del oro, las empresas globales de comercialización del oro, con sus enormes dragas se aposentaron en los enormes ríos que atravesaban lo que el representante del gobierno llamaba la patria. Entonces poco a poco fuimos aniquilados, como se aniquilaron las matas que matan, la consigna rindió sus frutos, muerte reino en toda la llamada patria, el concreto y el cemento, se apoderaron poco a poco de los lugares más hermosos, las fuentes de agua más pura se entregaron para ser embotelladas y vendidas en los supermercados, y el desierto creció vertiginoso, y el sol abrasador se enseñoreo del trópico. Los pocos que quedamos nos hemos encargado de guardar el tesoro de las matas que matan, conservamos sus semillas y en la clandestinidad sembramos lo que mata del miedo a los devoradores de lotos, el grupo paramilitar que sucedió a los héroes del hacha asesina y la motosierra.En nuestra casa solo queda el árbol cuyas raíces sostienen los muros de barro crudo, es el símbolo de lo que fue la guerra, en sus ramas fue colgada toda una generación yo fui el último en ser colgado hasta la muerte.

Friday, July 17, 2009

UNA CASA CON UN ARBOL ADENTRO (2)

Entonces se sintió más la necesidad de hablar a medida que pasaba el tiempo, ese error, ese horror que somos. El silencio y la fría impiedad me enseñaron cuánto daño hacemos, nos hacemos, pues bien ahora hablo desde el recuerdo, ni siquiera se, que fui o que soy, lo único que queda de mi es lo que mora en algún lugar de la memoria, y en la muerte lenta de una calle primero y de una ciudad luego que paso el progreso con sus trompetas y se instauro el ruido y el aire se volvió tos y quejidos y entrevistas luces entre los cerros ahogados por el humo. El Cedro rosado de mi infancia murió de pie, en su interior habitamos dos generaciones y la casa a su alrededor fue tan solo una cerca de ladrillos que no podían ocultar su majestuosa presencia. Por más que luchamos contra los agentes ambientales del orden y los comités de vecinos contra sus hojas, no pudimos. Fuimos conminados por ensuciar canales, por hacer ruido con las ramas que agitaba el viento, por tapar las cañerías con las hojas que caían en danzas sin fin cada febrero cuando se cumplía la estación y la fértil distribución de sus semillas en complicidad con su amante el viento. Llegaron por épocas unos señores uniformados de verde con sendos papeles del gobierno y aperos de tala, enormes hachas y moto sierras, rudos, expertos taladores de las montañas cercanas; en sus rostros se podrían leer como en un mapa las muertes causadas, toda una flora había perecido en sus enormes manos. Los detuvimos incontables veces, nos asociamos con las temerosas agencias de protección ambiental ya diezmadas por los asesinatos selectivos que se cometían contra sus activistas, pasamos a la clandestinidad y nos internamos entre sus ramas, y conocimos de verdad los secretos de esta especie y supimos porque fueron condenados a muerte.

UN VIEJO SIN NOMBRE

El hombre era la imagen muerta del pasado, todo en el era un piadoso empeño para mantenerse en pie, para que sus pasos no fuesen ese arrastrarse por entre la cumbre de los días. Lo conocí cuando aun fumaba su pipa olorosa a recuerdos, cuando aun caminaba erguido no lo sabía, porque en su alma había prevalecido la genuflexión necesaria, o que él creía necesaria, para ganarse el pan diario. Se creyó un intelectual puro que había pecado de marxismo y no necesariamente por haber nacido en marzo, hablaba entonces de la coyuntura, del discurso, de la necesidad de la lucha armada y de la no necesidad de la lucha armada, de la combinación de todas las formas de lucha y cuando esta infame teoría, como todas las otras, es decir cuando se volvió peligrosa, replicaba en todos los cafés de la ciudad su mezquina corrección por la harina diaria, alquilándose en una universidad tan austera como él en conocimientos y como el también abierta a los ejercicios de la militancia ociosa a cualquier barbaridad de moda, así pasaron sus días entre pipa y pipa y desfachatez disfrazada de espeluznante intelectualismo, hasta cuando las rodillitas le fallaron y las coyunturas se oxidaron por ese ejercicio diario de desatino sin control, de búsqueda infructuosa de notoriedad, en fin!, por tantas cosas que enferman y corroen el alma. Hoy cuando todos los que lo conocimos ya doblamos las esquina, lo recuerdo en su altanera mediocridad, creo verlo de nuevo pasar con su apellido a cuestas, con ese fardo de vileza sobre sus pobres hombros, sobre esa giba hacendosa en la que no brota más que una especie de contenida amargura, perderse en lontananza por la calle sin regreso de infamias que ya nadie recuerda y alguien le grita, por si aun oyera, Marullo! Marulanda y yo veo al viejo en su arrastrar que fue primero una sombra apenas crisparse al escuchar ese apellido que lo marco para siempre.

Thursday, July 09, 2009

UNA CASA CON UN ARBOL ADENTRO (1)

La casa era grande, llegamos a ella atraídos por un árbol que se veía desde la calle angosta, procedentes de un pueblo cercano en busca de la gran ciudad, caminamos por ese barrio que a pesar de encontrarse cerca de una enorme autopista había resistido el fiero progreso, buscábamos ese enorme cedro y lo encontramos rodeado de muros de ladrillo crudo, ese era el lugar que habitaríamos y nos habitaría, ese fue entonces el lugar en el cual surgió esta pequeña historia que aquí voy a narrar y que me fue narrada en noches interminables por sus antiguos ocupantes que se fueron turnando para confeccionar este laberinto de espejos, sin ninguna indulgencia, ni piedad, solo me fue pedido una sola cosa: que una vez sabido lo que aquí está escrito, nunca más saliese de allí, viviría y moriría alimentando aquel majestuoso árbol, como alguna vez ellos lo habían hecho, es decir, seriamos devorados poco a poco, estación en estación, hasta ser savia y hojas huidizas cada febrero, semillas y florescencias y viento y agitar espasmódico de sus enormes ramas en invierno. ¿Quién nos hablo y planteo los términos de tan terrible convenio? Primero apareció como una voz delicada que se confundía fácilmente con el viento de las cuatro, ese viento que viene del mar y se presenta como suave brisa salobre y corre por entre las enormes montañas desde el océano por entre el cañón del Dagua, y después se convierte en tormenta que se abate desde los cerros y estremece la casa y brama entre las ramas enormes, luego era murmullo con voz suave de un niño. Yo dije sin pestañear que si, los demás se fueron como muda de piel y de hojas, lentamente, por entre los intersticios del tiempo, por tardes plenas de luz y por entre borrascas de niebla. Ahora cuando ya el tiempo me ha convertido en una pequeña luz del enorme reflejo que es la vida, sigo su lenta rutina de caer de hojas y mudar de piel.

Tuesday, July 07, 2009

Monday, July 06, 2009



ESTOS VERSOS DICEN QUE SON APOCRIFOS HECHOS POR MATRACA-YO CREO QUE SON DE JL BORGES

GRATITUDES

¡Cuántas hermosas cosas! Los confines

De la aurora del Ganges, la secreta

Alondra de la noche de Julieta.

El pasado está hecho de jardines.

Los amantes, las naves, la curiosa

Enciclopedia que nos brinda ayeres,

Los ángeles del gnóstico, los seres

Que soñó Blake, el ajedrez, la rosa,

El Cantar de Cantares del hebreo,

Esa flor que florece en el desierto

De la atroz Escritura, el mar abierto

Del álgebra y las formas de Proteo.

Quedan tantas estrellas todavía;

Suspendo aquí mi vana astronomía.

MÉJICO 564

Los órdenes de libros guardan fieles

En la alta noche el sitio prefijado.

El último volumen ha ocupado

El hueco que dejó en los anaqueles.

Nadie en la vasta casa. Ni siquiera

El eco de una luz en los cristales

Ni desde la penumbra los casuales

Pasos de vaga gente por la acera.

Y sin embargo hay algo que atraviesa

Lo sólido, el metal, las galerías,

las firmes cosas, las alegorías:

el invisible tiempo que no cesa,

que no cesa y que apenas deja huellas.

Ese alto río roe las estrellas.

EL MINOTAURO

Encorvados los hombros, abrumado

Por su testa de toro, el vacilante

Minotauro se arrastra por su errante

Laberinto. La espada lo ha alcanzado

y lo alcanza otra vez. Quien le dio muerte

No se atreve a mirar al que fue toro

Y hombre mortal, en un ayer sonoro

De hexámetros y escudos y del fuerte

Batallar de los héroes. Ilusoria

Fue tu aventura, trágico Teseo;

De la biforme sombra la memoria

No han borrado las aguas del Leteo.

Sobre los siglos y las vanas millas

Ésta da horror a nuestras pesadillas.

ALL OUR YESTERDAYS

Me pesan los ejércitos de Atila,

Las lanzas del desierto y sus batallas;

De Nínive, ahora polvo, las murallas

Y la gota del tiempo que vacila

Y cae en la clepsidra silenciosa,

Y el árbol secular en que clavada

Fue por Odín la hoja de la espada

Y cada primavera y cada rosa

De Nishapur. Me abruman las auroras

Que fueron y que son, y los ponientes;

Tiresias y el amor de las serpientes

Y las noches, los días y las horas.

Sobre la sombra que ya soy gravita

La carga del pasado. Es infinita.

AQUÍ. HOY

Ya somos el olvido que seremos.

El polvo elemental que nos ignora

Y que fue el rojo Adán y que es ahora

Todos los hombres y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas

Del principio y del término, la caja,

La obscena corrupción y la mortaja,

Los ritos de la muerte y las endechas.

No soy el insensato que se aferra

Al mágico sonido de su nombre;

Pienso con esperanza en aquel hombre

Que no sabrá que fui sobre la tierra.

Bajo el indiferente azul del cielo

Esta meditación es un consuelo.

Wednesday, July 01, 2009

RECORDANDOME

RECORDANDOME

No fue nada fácil lo confieso, fue la inexplicable combinación de dos cosas que parecían imperfectas, mi vida y la vida de las personas que me rodeaban, se suele decir que todos nos devoramos a nuestro modo, que esta vida es una constante manera de herirnos, que toda relación no es otra cosa que una cadena de dolor causado por esa proclividad del alma de relacionarnos a través de hacer daño, de hacernos daño, aunque este daño que inflingimos sea revestido de convencionalismos todos ellos de carácter social. Pues bien les diré que ese día me puse a pensar en estas cosas. Salí de la casa como siempre, igual de sonámbulo, pero en una esquina de la calle quinta me vi por primera vez en la vida. Estaba caminando dormido junto al doctor Arnulfo Valencia vestido de torero y sonaba el pasodoble feria de Manizales en la versión del Empastre-grupo este que ha decir verdad es lamentable, como lamentable es el pasodoble-lo cierto es que caminábamos por la mitad de la vía y los carros pasaban raudos a nuestro lado e indiferentes, nada raro en un mundo de zombies, de grotescos espectadores de lo que se llamaba la vida real. El doctor Valencia me narraba sus peripecias en las plazas de toros, su chaquetilla estaba manchada de sangre y mientras hablaba aparecían en escena cientos de personas que coreaban su nombre con el consabido grito de:! torero! ¡Torero! Tan vulgar como melancólico. Entonces camine queriendo dejarlo atrás, pero de repente me tope con un cura franciscano al frente de una papayera, su habito era de color café oscuro y tela gruesa, los músicos interpretaban primero el garrón de puerco y después la pollera colora, cuando me fije bien en el rostro del padre era él, el padre Valencia en persona, el mismo que momentos antes había visto de torero, ahora iba a bendecir una pizzería, repartía volantes promocionales y lo seguía una comparsa de niños todos salidos del reformatorio esa misma mañana. Ibamos por el Club Noel, y se sumaron otros más igual de hambrientos. No podemos abandonar a estos pobres infelices, dijo, y entono el himno de la ciudad y todos lo siguieron con sus voces destempladas y famélicas. Llegamos a la pizzería y de pronto hubo una explosión, el piso se cimbro de tal manera que pensé que al fin nos despertaríamos pero seguimos allí como si nada en medio de la algarabía y de una imagen desgarradora como ninguna otra que haya visto en esta de por si penosa existencia, de nuevo caminábamos ya no sobre la calle quinta, nos encontrábamos en la plaza de Caicedo, al interior del palacio nacional, en un salón sombrío en el cual todo parecía indicar que se trataba de una audiencia judicial de esas del pasado, de esas en las cuales había gente observando la labor de jueces y abogados en un escenario en el que se definía el futuro de libertad de unos hombres. Un torero con la chaquetilla ensangrentada o uno vestido de fraile u otro o el mismo, ahora es difícil precisarlo, trajeado a la usanza de los años cincuenta, hablaba con verbo encendido ante un jurado ávido de palabras, sediento de que le explicaran con total realismo porque el asesino no era asesino, porque había o no había asesinado, porque, porque, porque…Se turnaban el torero, el cura y el abogado en el banquillo. Yo a veces era juez y era causa, o jurado. La papayera esperaba entre el público ese dramático final que quizás la ciudad de Cali recordara algún día, ese desfile en el que se daba la vuelta al ruedo y se avivaba al abogado defensor de criminales y se bendecía pizzerías o se tocaba sin parar el garrón de puerco o la pollera colora o el empastre que ejecutaba el pasodoble feria de Manizales como homenaje póstumo al abogado, al cura y al torero que se turnaron en el recuerdo de lo que fui y aun no soy mientras camino después de mi entierro calle quinta arriba y mientras me vuelvo a encontrar.




Thursday, May 28, 2009

LA ROCA SE HIZO OLVIDO

 

La veo ahora

Reflejar mi rostro

Es la piedra dura

En el fondo de su luz oscura

El brillo cóncavo

Contrario a mi locura

 

La roca es luz

La roca es una rosa

Luminosa

 

Es el sol efímero

La roca es el sol

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA ROCA SE HIZO CARNE

 

Hablo en el silencio

La luna menguante

Dejo que el agua

Fuera su alma

Permitió que su alma fuera luna y espejo

Que el silencio fuera luz

Y que la luz la ciega roca

Que habla

Y es carne

Carne viva y fugaz

Luz de luna

Sorda y ciega como Dios

Dios hecho roca

Hecho Carne

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA MONTAÑA AGUARDA

 

Entre crepúsculos violetas

Nuestros pasos

Esta alerta

Con su alma de volcán

 

Corremos hacia ella

Trepamos

Ella nos trepa en su lomo

Que alguna vez fue ballena

 

Ahora es agua hecha piedra

Piedra sobre piedra

La roca brota nubes

Nosotros sobre ella

Volvemos a su vientre

Y salimos por la boca

A anunciar atardeceres

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EN LA LUNA NUEVA

 

Tejemos mantas

Con los rayos del sol

Para arroparnos

Pintamos nuestra piel

De olvido

Para recordarnos

Y hacemos música

Silenciosa

Para escuchar

Nuestra propia muerte

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HE RECORRIDO EL MUNDO

 

Para poder encontrarte

Eleve plegarias a los dioses

Para que me dejaran acercarme a ti

 

Me perdí en tus brazos

En tu vientre

Fui en ti y fuiste en mi tantas veces

 

La infancia de la luna

Es nuestra infancia

Y nuestros rostros

El lado que brilla

En la soledad de Dios

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DEJAMOS EN LA PIEDRAS

 

La ruta

Tallamos en ella el lugar

El lugar donde la palabra se hizo olvido

Donde el olvido

Nos convirtió en silencio

Donde los labios

Retuvieron el dulzor

Y la mirada estallo

En voz, en tu voz

 

Cuantos siglos te espere

En esta fría losa

Cuanto dolor encerró

Esta piel yerta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL CREPUSCULO ES EL REFLEJO

 

Del pasado

Te veo caminar desnuda

Desde la otra orilla del día

El mundo fraccionado

Y el mar feroz

Hierve, explota en el aquilón

 

Los dioses temen

Que vuelva el hombre

Ahora tienen conciencia

De lo que son

Nos temen

Apenas si podemos

Murmurar la palabra

Amor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SI PUDIERA VIVIR DE NUEVO

 

No seria otra cosa

Que olvido

Para encontrarte

Para recordar cada palabra

Cada objeto

Cada paso

Que caminamos juntos

Para no olvidar

Que somos el camino

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RECORDAR LA PALABRA

 

Es recordarnos

Pronunciarla es imposible

Los dioses aprendieron

El lenguaje de los hombres

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EN LA CUMBRE DEL TIEMPO

 

El temor nos devora

Escalamos por afilados caminos

Y abismales desatinos

 

El acero puntiagudo

De los días por venir

Son un huir constante

 

Nos convierte

En animales de presa

Ellos nos miran

Ya saben quienes somos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SOMOS PALABRA

 

La palabra que no se puede pronunciar

Y que da vida a todas las cosas

Somos mirada que resuena

En cada estrella

Y nos refleja

Piedra hecha agua

Agua hecha carne

Luz en la ceguera

De la muerte consejera

De la muerte amiga

Que se niega así misma

Para darnos vida

Porque vida no es la palabra

Porque muerte no es la palabra

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA PALABRA

 

Que encontraron los dioses

Solo la murmuran

En su soledad

 

Somos palabras

Signos, salutaciones, ritos

Mis labios se humedecen

En los tuyos

 

Cada mañana bebemos uno del otro

La luz de los costados

Y el acíbar del abismo

 

Cada día somos

La herida abierta

Y la caricia de la luz

Sanadora

 

El altar de la aurora

Florece en tu vientre

Ofrenda diáfana

En la oquedad de  tus manos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y… ENTONCES SOLO PASADO

 

Pesado

Como rosario de plomo

Saturno devora todo a su paso

Nos devora

 

El fuimos lastimero

Escrito con sangre

Y la sangre misma reverbera

Surca  la tierra

Lacera nuestra piel

 

No existió nadie más

Nadie se rindió al beso

Ni a la plegaria

Ni al latido del corazón

 

Que nos repetía el camino

Que nos enseñaba la salvación

El gran corazón de la tierra

Apenas es un eco

Un recuerdo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL UNIVERSO FLUYE

 

Y la eternidad esta aquí

A nuestro costado

Nos ha sido dada la experiencia

De sentir, de recordarnos

 

De ver la luz

En cada sombra

De florecer

Hasta perdernos

En su fruto

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y EN EL OLVIDO

 

La religión de las sombras

Crece en el miedo

La vendimia sin frutos

Apenas nos dio

Su mezquina sed

 

El silencio delator

Alcanzo el auriga fantástico

Y la emponzoñada especie

Se nutrió de odio

Así misma

 

Ultrajo vientres

Restaño heridas

Elevo plegarias

Repitió lo que las piedras

Unánimes esconden

En sus entrañas

 

No pidieron escapar a sus huesos

Su piel fue viento

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESTAMOS ARRODILLADOS FRENTE A TI

 

Juiciosos y compasivos

Afuera reina la guerra

No ha habido un momento

De pausa

Un solo instante

En que el dolor y el ruido

Hayan cesado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DORMIDO EN TU REGAZO

 

Vuelvo a mi niñez

La luna platea en la planicie fría

El viento corre a través de todas las cosas

 

El silencio profundo

Y el olor del café

Es el olor de la noche

 

La mañana tirita

Tiembla la noche y la estrellas

Estoy contigo otra vez

Como si estuviera tras el espejo

Diáfano del lago

Que es tu reflejo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y ENTONCES TE HAZ FUGADO

 

No has sido compasivo con el universo

Te marchaste en la hora

En que todos te esperábamos

En la hora más adecuada

Te fuiste en silencio

Así como eras

Silencioso como brisa de otoño

 

El rumbo que tomaste

No lo sabrá nadie

Ningún ser viviente

Volverá a sentir tu pesada carga

Tu pausado caminar

Hacia ninguna parte

 

Mientras tanto yo estoy aquí

En esta remota esquina

De esta ciudad innombrable

En el que me agobia cruel

El paso de los días

 

En un constante adiós

De una partida que no llega

Solo tú te vas

Solo tú nos dejas